Maji volvió a la aldea de montaña en un carruaje oficial cargado de ricos presentes. Los aldeanos corrieron a recibirlo y él, entre atronadores clamores de bienvenida, repartió entre ellos todo cuanto traía.
–Aunque somos gente humilde –le dijeron los aldeanos–, tú, un alto funcionario, te has acordado de nosotros y nos has traído todos estos regalos. Lo menos que podemos hacer para responder a tu solicitud es llevarte al Mercado del Mar.
–¿Qué lugar es ese? –preguntó Maji.
–Es un mercado que está en medio del océano –le respondieron–, donde van a vender sus joyas las sirenas de los cuatro mares y se reúnen a comerciar los mercaderes de los doce países del mundo. También van muchos genios a pasar el rato. Todo está cubierto de nubes y a veces las olas son gigantescas. Como los funcionarios y los nobles tienen miedo de las olas, nos dan a nosotros oro y sedas para que vayamos allí a trocarlos por otros objetos preciosos. De aquí a poco, el mercado abrirá sus puertas.
–¿Cómo lo sabéis? –preguntó Maji.
–Siempre se abre a la semana que aparecen volando sobre el mar los pájaros rojos.
'El país de los râksasas y el mercado del mar' (fragmento)
en "Cuentos de Liao Zhai"
Pu Songling
trad. Laura A. Rovetta y Laureano Ramírez.
Ed. Alianza (1985)
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