Dijo el Baal Shem:
"Imaginad un hombre cuyos negocios lo llevan a través de muchas calles y de a uno a otro extremo del mercado durante el día y todos los días de su vida. Está a punto de olvidar que existe un Hacedor del mundo. Sólo cuando llega el momento de la oración vespertina recuerda: 'Debo rezar'. Y entonces desde el fondo de su corazón le brota un suspiro de pesar por haber gastado su día en asuntos vanos y va hacia una callejuela y ruega. Dios lo abraza tiernamente, muy tiernamente, y sus plegarias atraviesan el firmamento."
La plegaria del hombre atareado
en "Cuentos Jasídicos - Los primeros maestros I"
Martin Buber
trad. Ana María G. de Kantor
ed. Paidós (1979)
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