Y los cisnes aedos del dios, que ya habían dejado atrás el Pactolo de Meonia, le celebraron con su canto sobrevolando siete veces en círculos sobre Delos; de este modo las aves de las musas, las más melodiosas entre las que son capaces de volar, cantaron sobre el lugar del parto (de aquí que el niño atara, luego, a la lira tantas cuerdas como veces los cisnes cantaron sobre las labores del parto). Y ya no cantaron una octava vez, pues el niño salió del vientre, y las ninfas Delíades –estirpe de un antiguo río– entonaron con voz profunda la melodía sagrada de Ilitía, y al instante el éter broncíneo respondió con una sonora exclamación de alegría, y ni siquiera Hera se vengó, pues Zeus extrajo la ira (de la diosa). Doradas se volvieron, entonces, todas tus raíces, Delos; doradas corrían continuamente las aguas de tu laguna circular; dorado brotó un retoño de olivo recién nacido, y dorado rebosaba el cauce profundo y zigzagueante del Inopo.
'nacimiento de Apolo' (fragmento)
de 'A Delos'
en "Himnos"
Calímaco
trad. Diego Honorato Errázuriz
ed. Cátedra (2019)
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