Toma con alegría de mis manos
un poco de sol y otro poco de miel,
como nos mandaron las abejas de Perséfone.
No es posible soltar las amarras de una lancha sin amarras.
No es posible oír una sombra calzada de pieles.
No es posible dominar el miedo en una vida espesa.
Solamente nos quedan unos besos,
peludos, como abejas pequeñas,
que mueren al volar de la colmena.
Susurran en los matorrales transparentes de la noche,
su patria es el bosque espeso del Taigeto,
su alimento: el tiempo, la borraja, la menta...
Toma, pues, con alegría mi silvestre regalo:
un collar seco y sin encanto
de abejas muertas, por la miel transformadas en sol.
'XXXVI' (1920)
en "Poesía"
Ossip Mandelstam
trad. Aquilino Duque
ed. Vaso Roto (2010)
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