El cuarto le dijo:
–Hay un oasis lleno de hierbas y riachuelos. Hay un hombre con una gran hoz en la mano. Con gran energía se dirige al oasis y corta cualquier planta, sea verde o seca. No se detiene en su trabajo bajo ningún concepto.
Otro lanzó:
–Hay dos cipreses altos en un mar cuyas olas se mecen como juncos. En ellos un ave tiene su nido. De noche en uno y de día en otro. Cuando abandona uno, se le secan las hojas. Cuando se posa en el otro, huele a almizcle el ciprés. Uno siempre fue vigoroso, el otro marchito y doliente.
Otro sabio anunció:
–En la montaña vi una ciudad bien fundada. La gente de dicha ciudad se dirige a un valle donde hay muchos arbustos de espino. Construyen altos edificios que llegan a la luna. Algunos son señores y otros son sirvientes. No echan de menos aquella ciudad. Nadie menciona un recuerdo de ella. De repente se produce un terremoto. Sus casas y pertenencias desaparecen. Necesitan aquella ciudad y esto les causa una enorme tristeza.
Luego le dijeron:
–Busca la verdad de estas palabras y ante los sabios habla de estos misterios. Si revelas sus secretos, de la tierra negra harás almizcle.
de 'Los magos' (fragmento), perteneciente a 'La historia de Zal'
en "El libro de los reyes"
Firdusi
trad. Clara Janés y Ahmad Taheri
ed. Alianza (2015)
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