sábado, 22 de agosto de 2015

compromiso






   Una mañana, cuando aún ni los pájaros estaban en movimiento, el rey sintió que su amada compañera se estaba levantando. Miró con un ojo la luz que penetraba a través de la ventana, y reconoció que en justicia no debería ser llamada luz. 
   –Ni siquiera han salido los pájaros –murmuró.
   Y luego se dirigió a Becfola:
   –¿Por qué os levantais tan temprano, mi corazón?
   –Tengo un compromiso –respondió ella. 
   –Esta no es hora para compromisos –dijo el rey con calma.
   –Así debe ser –respondió ella, y se vistió con rapidez. 

   –¿Y cuál es ese compromiso? –insistió él.
   –Un vestido que he dejado en cierto lugar y que ahora debo tener. Ocho fruncidos de seda bordados en oro, ocho preciosos broches de oro batido, tres diademas de oro puro.
   –A esta hora –dijo el paciente rey– la cama es mejor que el camino.
   –Así debe ser –dijo ella.
  –Y además –continuó él– un viaje en domingo trae mala suerte.
   –La suerte será lo que deba ser.
  –Mantener un gato alejado de los ratones o una mujer de sus vestidos no es tarea del rey –dijo el monarca con severidad.















fragmento de "Los galanteos de Becfola"
en "Cuentos de hadas irlandeses"
trad. Jorge A. Sánchez
ed. Obelisco (1985)





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