viernes, 21 de agosto de 2015

niñita







   Erase una vez una mujer que deseaba tener un niño pequeñito, pero no sabía de dónde sacarlo; así es que fue a ver a una vieja bruja y le dijo:
   –Cuánto me gustaría tener un niño pequeñito, ¿puedes decirme dónde encontrar uno?
   –Eso está hecho –dijo la bruja–. Aquí tienes un grano de cebada que no es de esos que crecen en los sembrados o se comen las gallinas. ¡Plántalo en un tiesto y ya verás!
   –¡Muchas gracias! –dijo la mujer y le dio a la bruja doce cuartos, volvió a casa, plantó el grano de cebada y al instante creció de él una flor grande y preciosa, muy parecida al tulipán, pero con los pétalos cerrados, como si todavía fuese un capullo. 
   –¡Preciosa flor! –dijo la mujer y besó los pétalos rojos y amarillos, pero al momento de besarla dio la flor un fuerte estallido y se abrió. Era un tulipán auténtico, no cabía duda, pero en medio de la flor, sentada en los verdes estambres, había una niñita, muy delicada y graciosa, no más alta que una pulgada, por lo que la llamaron Pulgarcita.

















Hans Christian Andersen (1835-1872)
fragmento de "Pulgarcita"
en "La reina de las nieves y otros cuentos"
trad. Alberto Adell
ed. Alianza (1989)



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