Después de buscar entre las palabras, y nunca encontrar alivio, acudí a ti, te pedí que alegraras mi corazón. Mi oración se escindió de sí misma, sentí vergüenza de haber sido engañado otra vez, y amargamente, en medio de la estrepitosa derrota, salí para alegrar el corazón. Fue entonces cuando encontré a mi voluntad, una cosa frágil, hambrienta, entre helechos, mujeres y serpientes. Le dije a mi voluntad, «Ven, preparémonos para ser tocados por el ángel de la canción», y de repente me vi otra vez sobre el lecho de la derrota en medio de la noche, suplicando misericordia, buscando entre las palabras. Con los dos escudos de la amargura y la esperanza, me levanté con cuidado, y salí de la casa para rescatar al ángel de la canción del lugar donde se había encadenado a su desnudez. Cubrí su desnudez con mi voluntad y permanecimos en el reino que brilla hacia ti, donde Adán es misteriosamente libre, y entre las palabras busqué palabras que no hicieran que la voluntad se alejara de ti.
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en "Salmos - El libro de la misericordia"
Leonard Cohen
trad. Alberto Manzano
ed. Fundamentos (1986)
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