En la casa donde vivía, había aprendido a distinguir el timbre y la afinación de cada uno de los peldaños de una vieja escalera de madera, así como el ritmo con que los pisaba cada uno de los amigos que venían a visitarme, y debo confesar que temblaba cada vez que aquella escala ascendente era interpretada por un par de pies en una tonalidad para mí desconocida.
Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)
"Aforismos"
trad. Juan del Solar
ed. Edhasa (2002)
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