lunes, 29 de julio de 2024

un pedazo de carbón

 



   La historia es una manera de ver las cosas, pero no precisamente la manera que más me interesa. Yo estoy interesado en el presente. Shakespeare no pertenece al pasado. Si su material tiene validez es porque tiene validez ahora mismo. 

   Es como el carbón. Uno sabe cómo fue todo el proceso de los bosques prehistóricos, cómo desaparecieron, cómo se conformó el terreno y cómo puede ahora rastrearse la historia de su nacimiento; pero el sentido pleno, el sentido total y absoluto de un pedazo de carbón, para nosotros, empieza y termina cuando ese pedazo de carbón entra en combustión, dándonos la luz y el calor que necesitamos. 

   Para mí, eso es Shakespeare. Shakespeare es un pedazo de carbón inerte. Se podrán escribir libros, dar conferencias sobre el origen y la procedencia del carbón, pero a mí el carbón me interesa particularmente en una tarde de frío, cuando quiero calentarme y lo pongo en la chimenea para que arda, para que termine de ser. Allí es donde libera verdaderamente sus virtudes. 

   Ahora vayamos un poco más lejos. Pienso que en esta época nuestro entendimiento de la percepción se halla en un proceso de cambio profundo; que estamos empezando a reconocer que la facultad de percepción que tiene el ser humano no es estática, sino que implica una constante y permanente redefinición, segundo a segundo, de todo lo que ve. Un ejemplo de ello son esos juegos visuales , esas ilusiones ópticas donde es imposible determinar qué elemento está al derecho o al revés; por ejemplo, un damero de cuadrados negros y blancos en permanente pugna por imponerse mutuamente como figura o fondo. En realidad es fácil darse cuenta de cómo actúa la mente cuando se enfrenta con algo que debe intentar reinterpretar, como trata de establecer cuál de los cubos es figura o fondo o cuál de ellos está al derecho y cuál al revés. La mente está constantemente tratando de rehacer un mundo coherente a partir de tales impresiones. 

      Para mí la totalidad de la obra de Shakespeare es como un sistema de códigos muy completo, y esos códigos, cifra por cifra, despiertan en nosotros impulsos y vibraciones que inmediatamente tratamos de hacer coherentes. Si aceptamos considerar la escritura de Shakespeare desde esta aproximación, veremos que nuestra conciencia presente es nuestra mejor ayuda. Y que esta conciencia en la cual nos sumergimos tiene, por supuesto, sus propios lugares sombríos, su propio subsuelo y su propia estratosfera. Los rincones oscuros de la obra de Shakespeare, que en un principio podrían parecernos arcaicos o remotos, pueden sin embargo despertar en nosotros, si se lo permitimos, zonas secretas.







de 'Shakespeare es un pedazo de carbón' (fragmento)

en "Más allá del espacio vacío"

Peter Brook

trad. Eduardo Stupía

ed. Alba (2004)

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