domingo, 27 de junio de 2021

sesenta y cuatro

 


  «Por encima del lago sopla el viento y remueve la superficie del agua. 

Así se manifiestan efectos visibles de lo invisible.» 




 A finales del siglo XVII, algunos jesuitas, de regreso de Pekín, introdujeron en Europa un tratado de adivinación considerado como el libro más antiguo de la China y la clave de su sabiduría. En dicho tratado, todo el universo se rige por el juego de dos principios complementarios, el yin y el yang, que se pueden identificar como la sombra y la luz, la hembra y el macho, el reposo y el movimiento, la tierra y el cielo, el frío y el calor, etcétera. Una técnica simple, del tipo cara o cruz, nos permite construir un hexagrama que representa la exacta dosificación de esos principios en la constitución del mundo en el momento de consultar el oráculo y, por consiguiente, adecuar nuestra conducta a él. En sesenta y cuatro hexagramas, ni uno más, ni uno menos, se decanta la infinita variedad de la vida y de las situaciones que su fluir modifica a cada momento. Por eso el I Ching recibe el nombre de Libro de las mutaciones. No describe estados fijos, sino las tendencias que animan esos estados. Sabe que cada momento es pasajero, que el apogeo anuncia el declive y la derrota la victoria futura. Al que avanza a ciegas en las tinieblas le enseña que la luz volverá; al que se regocija bajo el sol del mediodía, que el crepúsculo ha comenzado; al hombre sabio, el arte sutil de dejarse llevar por el devenir de las cosas como una barca vacía por el río.










de '«Chung Fu», la verdad interior' (fragmento)

en "Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos - Un viaje en la mente de Philip K. Dick"

Emmanuel Carrère

trad. Marcelo Tombetta

ed. Anagrama (2019)

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