La música comienza por murmurar al oído del que la ama y que se acerca al canto que le envuelve, donde consiente en perder su identidad y su lenguaje: Acordaos, un día, antaño, se perdió lo que se amaba. Acordaos que un día perdisteis todo de todo cuanto era amado. Acordaos que es infinitamente triste perder lo que se ama.
Pascal Quignard
del 'Capítulo XV. Mousiké' (fragmento)
en "Butes"
trad. Carmen Pardo y Miguel Morey
ed. Sexto Piso (2011)
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