(...) Como se dice que sucedió en Siracusa después que llegó Platón, y una loca afición por la filosofía se apoderó de Dionisio: los palacios se llenaron de polvo a causa de la multitud de geómetras. Pero, cuando Platón fracasó y Dionisio, abandonando la filosofía, volvió precipitadamente a la bebida y a las mujeres, a hablar neciamente y a vivir con desenfreno, la falta de interés y el olvido de las letras y la estupidez se apoderaron, al unísono, de todos, como si hubiesen sufrido una transformación en los palacios de Circe.
Plutarco (45-127 d. C.)
de 'Cómo distinguir a un adulador de un amigo' (fragmento)
en "Obras morales y de costumbre" (Moralia I)
trad. José Garcia López
ed. Gredos (2001)
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