Mahoma, según las tradiciones islámicas, fue arrebatado hasta el séptimo cielo por la resplandeciente yegua Alburak, y dialogó en cada cielo con los patriarcas y ángeles que los habitan y sintió un frío que le heló el corazón cuando la mano del Señor le dio una palmada en el hombro. Al dejar la tierra, la pata de Alburak había volteado una jarra; a su regreso de la larga peregrinación, el profeta la levantó antes de que se derramara una sola gota.
'Los tiempos del cielo y de la tierra no guardan relación'
Sale, prólogo del Corán
en "libro del cielo y del infierno"
comp. J.L. Borges y A. Bioy Casares
ed. Sur (1960)
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