sábado, 7 de septiembre de 2019

la tinaja






   Cuando regresaban al Palacio Imperial, después de haber salido de caza, el emperador y su primer ministro sintieron mucha sed. Al pasar frente a la casa de Afanti, el primer ministro se detuvo y, sin bajar de su caballo, gritó, dirigiéndose al amo de la casa:
   – ¡Tráenos enseguida la tinaja con agua fresca! ¡Tenemos mucha sed!
   Afanti salió de su casa, les saludó y dijo pausadamente:
   – Perdón, señores, he trabajado toda la mañana y he tomado el agua de todas las tinajas que tenemos en casa. Ahora no nos queda ni una gota.
   Sin otro remedio, el emperador y su ministro abandonaron la casa de Afanti y siguieron su camino. Pero cuando se hallaban a cierta distancia, oyeron la llamada de Afanti, quien había trepado al techo de su casa con un jarro en la mano.
   – ¡Vuelvan, señores! – gritó Afanti.
   El emperador y su primer ministro se regocijaron al ver que el amo de casa tenía un jarro en la mano y regresaron inmediatamente. 
   Cuando llegaron de nuevo a la puerta de la casa, Afanti les dijo, invirtiendo el jarro:
   – Señores, perdónenme, quería demostrarles que en mi casa no hay agua. Vean ustedes mismos el jarro: no queda ni una gota. 














'Palpable demostración' 
en "Cuentos de Afanti"
redactado por Zhao Shijie
ed. Ediciones en Lenguas Extranjeras (1986)

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