Las aguas de la fe
alguna vez también las costas rodearon
como una clara túnica plegada.
Pero ahora sólo oigo
su largo y melancólico rugido
al retirarse, al hálito
del viento de la noche, desnudando
los tristes y afilados pedruscos de la tierra.
Ah, amor, ¡seamos siempre fieles!
Pues el mundo
que parece extenderse ante nosotros
como un país de sueños,
tan diverso, tan nuevo, tan hermoso,
no tiene realmente luz, amor o alegría,
verdad o paz, o alivio de amarguras.
Aquí estamos. Como en un llano oscuro
con alarmas confusas de luchas y de huidas,
donde ejércitos ciegos se acometen de noche.
el fragmento de 'La bahía de Dover' que Montag
lee a su mujer y sus amigas en "Fahrenheit 451"
trad. Francisco Abelenda
ed. Minotauro (1982)
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