El alma caótica corresponde, en el plano mineral, al metal impuro, particularmente al plomo, cuya opacidad y densidad se asemejan a las de la masa bruta. El oro (...) representa al alma en su estado original y sano, que, sin trabas ni nubes, podía reflejar el espíritu divino de acuerdo con su propio ser; el plomo, por el contrario, representa su estado enfermo, empañado y «muerto», que ya no puede reflejar al espíritu. La verdadera esencia del plomo es el oro; todo metal ordinario representa una fracción del equilibrio, que se manifiesta sólo en el oro.
del capítulo 'Espíritu y materia' (fragmento)
en "Alquimia - Significado e imagen del mundo"
Titus Burckhardt
trad. Ana Mª de la Fuente
Ed. Paidós (1994)
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