jueves, 5 de diciembre de 2019

los presagios







   Al irse, Mebdh encontró a una joven sentada en su carro, mirándola. Tenía en su mano una espada de bronce con siete anillos de oro y parecía estar tejiendo con ella una red. La cubría una túnica verde y su rostro era hermoso. Sus ojos eran grises y sus labios, rojos como la cereza. Su largo cabello era rubio como el oro y su piel tan blanca como la nieve. Y al hablar, su voz era tan dulce como el sonido de un arpa. 
   –¿Quién eres, joven doncella? ¿Qué haces ahí? –le preguntó la reina.
   –Soy Fedelm de los Sidh, una doncella de tu pueblo. Estoy mirando tu futuro para ver cuáles serán tus posibilidades y tu suerte ahora que has reunido las provincias de Irlanda para la guerra por el Toro Marrón de Cuailgne –respondió la joven. 
   –¿Qué suerte ves para mis huestes? –dijo Mebdh.
   –Veo púrpura en ellos, veo rojo en ellos. 
   –Pero Conchobar yace débil en Emain, me han dicho mis mensajeros, y no debemos temer nada del Ulster. Mira otra vez, Fedelm de los Sidh, y dime la verdad.
   –Veo púrpura en ellos, veo rojo en ellos. 
   –Pero Eoghan, hijo de Durthacht, yace débil en Rathairthir, me han dicho mis mensajeros, y no debemos temer nada del Ulster. Mira otra vez, Fedelm de los Sidh. ¿Cómo ves a nuestras huestes?
   –Veo púrpura en ellos, veo rojo en ellos. 















de 'Los presagios' (fragmento)
en "Leyendas Celtas - Cú Chulainn"
trad. Jorge Fondebrider / Gerardo Gambolini
ed. Vergara (2000)

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