lunes, 17 de mayo de 2021

ambos lo ignoran

 



   (...) El fuerte no es nunca absolutamente fuerte, ni el débil absolutamente débil, pero ambos lo ignoran. No se creen de la misma especie; ni el débil se considera semejante al fuerte, ni es considerado como tal. Quien posee la fuerza camina por un medio que no ofrece resistencia, sin que nada, en la materia humana que le rodea, suscite entre el impulso y el acto ese breve intervalo en que se aloja el pensamiento. Donde el pensamiento no tiene lugar, no hay justicia ni prudencia. Por eso mismo esos hombres armados actúan con dureza y alocadamente. (...)

   Así es como perecen aquéllos a quienes la suerte les presta la fuerza por contar demasiado con ella.

   Es imposible que no perezcan, pues no consideran la limitación de su propia fuerza ni sus relaciones con los otros como un equilibrio entre fuerzas desiguales. Los otros hombres no imponen a sus movimientos esa pausa de la que surge la consideración de los semejantes; concluyen de ello que el destino les ha dado todos los derechos, y ninguno a sus inferiores. Desde ese momento, van más allá de las fuerzas de que disponen. Van inevitablemente más allá, ignorando su limitación. Quedan entonces entregados al azar sin recursos, y las cosas ya no les obedecen. 








de 'La Ilíada o el poema de la fuerza' (fragmento)

en "La fuente griega"

Simone Weil

trad. José Luis Escartín y María Teresa Escartín 

ed. Trotta (2005)


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