Entonces no se levantó,
moviendo las hojas, ningún
soplo de viento que impidiera
que su voz, de un dulzor de miel,
se difundiera hasta adentrarse
en los oídos de los hombres.
'38'
Simónides
en "Líricos griegos arcaicos"
trad. Juan Ferraté
ed. El acantilado (2000)
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