jueves, 16 de octubre de 2014

los forjadores








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   –¡La Tierra! –dijo el Dagda–. ¿No está la Tierra en el precipicio del caos? ¿Quién se ha asomado alguna vez a ese precipicio, o quedádose a escuchar donde no hay silencio ni canción?
   –Oh Pastor de los Rebaños de Estrellas, yo me he quedado a escuchar. Me he estremecido en la oscuridad que rodea la Tierra. He visto las negras aguas sibilantes y los monstruos que se devoran unos a otros. Me he asomado al incierto y retorcido abismo de víboras del infierno.
   La luz que pulsaba en torno a los señores de Danaan se perturbó ante el solo pensamiento de aquel precipicio, y ellos exclamaron: –No nos cuentes más acerca de la Tierra, oh Llama de las Dos Eternidades, y deja que el pensar en ello se escurra de ti, como un sueño se escurre de la memoria.
   –Oh Ramas de Plata que ninguna Pena ha Estremecido –dijo Brigit–, ¡oíd una cosa más! La Tierra gime toda la noche, porque ha soñado con la belleza.
   –Y, ¿qué ha soñado, oh Brigit?
   –La Tierra ha soñado con la blanca quietud de la aurora; con la estrella que precede la salida del sol, y con música como la música de mi canción. 
   –¡Oh Estrella Matutina –dijo Angus–, quisiera no haber escuchado nunca tu canción, pues ahora no puedo apartar de mí el pensamiento de la Tierra!
   –¿Y por qué habrías de apartar de ti ese pensamiento, Angus del Corazón Sutil? Te has envuelto en todos los colores de la luz del sol; ¿no estás dispuesto a mirar en la oscuridad y oír el tronar de las olas abisales? ¿No estás dispuesto a llevar el contento al Abismo?













de Los Forjadores de la Tierra
 "Cuentos Maravillosos de la Irlanda Céltica"
Ella Young (1867-1956)
trad. Mónica Cumar y Juan Zegers
Ed. Columba Ediciones



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