Con lo que acabo de decir puedes ver claramente por qué el grano de trigo ha de corromperse: esa putrefacción lo reblandece, engrasa, hincha y hace que abandone su envoltura. Con estas palabras quiero indicar que, a través de la putrefacción, el alma, o la vida encerrada en el grano, después de resucitada, se manifestará. En efecto, cuando el alma recupera su libertad, como si volviera a la vida, empieza produciendo una hojita tierna y después un pequeño tallo en el que, seguidamente, se fijará un brote. Crece aumentando poco a poco de tamaño con ayuda del calor aéreo y de la humedad terrestre, llegando hasta la altura conveniente a las espigas, para producir finalmente múltiples granos y paja, a la vez que pequeñas hojas sobre las que aparecen unas flores que antes estaban encerradas en ellas. Cuando los granos están maduros, como a causa del calor, son dotados por la Naturaleza con un color dorado.
Anónimo
'Instrucción de un padre
a su hijo acerca del
árbol solar' (1661)
trad. Santiago Jubany i Closas
ed. Indigo (1997)
imagen: lámina de la "Enciclopedia Escolar",
edición "Cuadernos Sarmiento"
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