viernes, 18 de marzo de 2016

cardos






   Puede ser que una flor se abra, que una 
espiga crezca vertical y separada de las
otras.

   Igual que una forma que no puede
perseguirse, igual que un sonido difícil 
de guardar.

   Y el texto se levanta luminoso, 
inmóvil y solitario. Imposible de urdirse en la 
trama de ninguna melodía.

   Y en ese desolado paisaje, el espíritu 
no encuentra nada que pueda responderle.
El pensamiento, irrefrenable, vaga confuso 
y perdido.

   La montaña centellea cuando sus
rocas contienen jade. El agua resplandece 
cuando la corriente arrastra perlas.

   Cardos y abrojos no deben ser cortados 
si anidan en ellos las aves hermosas.














Lu Ji (261-303 d.n.e.)
fragmento de 'Cardos y abrojos'
en "Wen fu - Prosopoema del arte 
de la escritura"
trad. Pilar Gonzáles España
ed. Cátedra (2010)

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