jueves, 7 de mayo de 2015

arena











   Al atardecer, Taasi, el muchacho que había salvado a su padre, fue a reunirse con él en la cueva para llevarle la cena. Como era costumbre, esperó a que su padre acabara de comer para contarle sus preocupaciones. 
   –Padre –le dijo–, el rey M'Bonki, después de haber matado a todos los viejos, se propone matar a todos los jóvenes.
   –¡Más le vale no hacerlo! –exclamó el anciano–. Un jefe que mata a todos sus súbditos se convierte en el guardián de un cementerio... ¿Y porqué iba a hacerlo?
   –Acaba de pedirnos a todos los jóvenes del pueblo que hagamos algo imposible.
   –¿Ah, sí? ¿Y de qué se trata?
   –Nos ha ordenado que confeccionemos una traba para su caballo, pero quiere que esté trenzada con granos de arena. Y si no se la llevamos en tres días, hará que nos corten la cabeza. ¿Qué será de nosotros? ¿Cómo podemos satisfacerle?
   –Es muy sencillo –respondió el anciano–. Hijo mío, acerca tu oreja para que mi boca deposite en ella lo que le dirás al rey M'Bonki cuando estés delante de él. 
   Taasi acercó docilmente la oreja a la boca de su padre y retuvo la lección que el viejo le dictó.














fragmento de "El rey que quería matar a todos los viejos"
(o "Nadie puede verse la coronilla")
en "Cuentos de los sabios de África"
Amadou Hampaté Ba
trad. Alicia Capel Tatjer
ed. Paidós (2010)





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