Yogindu decía: saber es lo contrario de conocer. ( ) En la medida en que la meditación consigue despojarse del lenguaje se vuelve un religarse al mundo. En ese momento, el sol ya no se opone a la sombra que proyecta sino que se reúne con una penumbra anterior a su nacimiento. El sí mismo se reúne con el retorno. La fuente prerreluciente emite una "luz apagada" en el fondo de cada ser. Esta luz apagada puede ser divisada en el fondo de los ojos de los niños, en la superficie de los ojos de las mujeres durante el orgasmo, y también, lejos, en el trasfondo de los ojos de los ancianos que perdieron la memoria. Es una luminiscencia derivada. Es la "Luz venida de otra parte", el sentido de la palabra Yogindu. Parménides también utiliza la expresión "luz de otra parte" para referirse a la Luna. Pero en la palabra Yogindu luz lunar no quiere decir que provenga de la Luna.
Yogindu dice: Luz que no es.
Luminosidad apagada que no surge por reflexión, ni por refracción, ni por destilación.
Luz del pre-ser.
Luz que ilumina lo que está más allá del sol.
Luz de la lucidez.
El yo más antiguo se alegra con los Reencuentros. Esta alegría proyecta un fulgor reconocible en toda alegría.
Yogindu escribió: la alegría reside en el pensamiento, bruscamente, como el ave migratoria que de pronto ve un lago.
Yogindu escribió: La alegría de aquel que contempla lo que lo precede es exactamente igual a la alegría de la noche en el cielo puro.
Pascal Quignard
"Abismos"
trad. Carlos Schilling
ed. el cuenco de palta (2015)
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