Pero cuando Zeus expulsó del Cielo a los Titanes, la inmensa tierra engendró a su hijo más joven, Tifón, en unión amorosa con Tártaro, por obra de la dorada Afrodita. Sus manos realizaban obras de fuerza e incansables eran los pies del valeroso dios. De sus hombros nacían cien cabezas de serpiente, dragón terrible, aguijoneando con sus oscuras lenguas. De los ojos existentes en sus inefables cabezas, bajo las cejas, resplandecía el fuego. De todas sus cabezas brotaba el fuego cuando miraban. En todas ellas había voces que lanzaban un variado rumor indecible: unas veces, en efecto, emitían articulaciones, como para entenderse con los dioses; otras, sonidos como potentes mugidos de un toro fuerte y arrogante; otras, de un león de despiadado ánimo; otras, semejantes a perritos, admirables de oír, y otras, silbaba y las enormes montañas le hacían eco.
Hesíodo (700 a.C. ?)
fragmento de "Teogonía"
trad. Adelaida y María Ángeles Martín Sánchez
ed. Alianza (1990)
No hay comentarios:
Publicar un comentario