Bendito y mil veces bendito es el médico que conoce las medicinas en su acción viva, que sabe obtenerlas y sabe que no están muertas. Porque hay muchas medicinas en el mundo que ya están muertas, y se siguen muriendo otras. Por eso el médico puede con razón quejarse de su falta y hablar de ella. Porque el cielo se renueva, vienen nuevos tiempos y muchas cosas perecen. Cada nueva época trae la muerte consigo, la muerte del pasado. Pero el cielo renovará lo que haya de servir al futuro. Y así afluirán otra vez nuevas fuerzas a los remedios secretos de la medicina.
Paracelso (1493-1541)
fragmento de 'Medicina viva y eterna'
en "Textos Esenciales"
trad. Carlos Fortea
ed. Siruela (2001)
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