jueves, 25 de febrero de 2016

una fábula





   Un águila perseguía a una liebre, y esta pidió socorro a quien la casualidad le puso delante –un escarabajo–. El escarabajo le dijo que no temiera, y cuando el águila se acercó, le pidió digna y respetuosamente que no arrebatara a su protegida. El águila, mirando con desprecio la pequeñez del escarabajo, devoró a la liebre. El escarabajo, lleno de rencor, se dedicó a espiar el nido del águila, y cada vez que esta hacía su puesta, el escarabajo, levantándose en el aire, buscaba el nido del ave, echaba a rodar los huevos y los cascaba. Expulsada de todos lados, el águila recurrió a Zeus y le pidió que le proporcionara un lugar seguro para criar a sus pollos. Zeus le concedió poner los huevos en su regazo; el escarabajo, al verlo, hizo una pelota de estiércol, se echó a volar, y cuando estuvo encima del regazo de Zeus, allí mismo la tiró. Zeus, al querer sacudirse el estiércol, se levantó y tiró los huevos sin darse cuenta. Desde entonces, dicen que en la temporada en que aparecen los escarabajos las águilas no crían.
















Esopo (620 a.C.-564 a.C.)
'Fabulas'
en "El libro de los seres alados"
comp. Daniel Samoilovich
ed. 451 (2008) 

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