Los días se hicieron meses,
los meses se hicieron años;
hasta que a los siete años
aflojó el divino Mot
ante Baal, el Todopoderoso.
Alzó su voz y exclamó:
–Por tu causa, Baal, he visto la prostración,
por tu causa he visto el aventamiento a bieldo,
por tu causa he visto el trinchamiento a cuchillo,
por tu causa he visto la combustión por fuego,
por tu causa he visto la molienda a la piedra,
por tu causa he visto el cernido con criba,
por tu causa he visto la caída en el campo,
por tu causa he visto la diseminación en el mar.
Dame uno de tus hermanos para que yo le devore
y cese la ira que padezco.
Si no me das uno de tus hermanos,
mira, entonces serán mi presa,
mi alimento, los hombres,
mi comida, las multitudes de la tierra.
¡Que caiga, pues, uno de tus hermanos!
de 'El combate de Baal y Mot' (fragmento)
en "Mitos, leyendas y rituales de los semitas occidentales"
trad. Gregorio del Olmo Lete
ed. Trotta (1998)
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