¡Oh, árboles de la vida!, oh, ¿cuándo vuestro invierno?
Nosotros no estamos en armonía. No estamos de acuerdo
como las aves migratorias. Sobrepasados y tardíos,
nos lanzamos de repente a vientos
y caemos en un estanque sin compasión.
Florecer y marchitar no es consciente a la vez.
Y no se sabe por dónde, vagan leones y no saben,
en su esplendor, de ninguna impotencia.
Pero a nosotros, cuando pretendemos una sola cosa, del todo,
ya nos es perceptible el derroche de lo otro. Enemistad
es para nosotros lo inmediato. ¿No alcanzan los amantes
una y otra vez los bordes, el uno del otro,
ellos que se prometían anchuras, cacerías, hogar?
Allí para esbozo de un momento
se ha preparado un fondo de contraste, fatigoso,
para que lo viéramos: pues se es muy claro
con nosotros. No conocemos el contorno
del sentir: sólo, lo que lo forma desde fuera.
¿Quién no estuvo sentado con miedo ante el telón de su corazón?
de 'Cuarta elegía' (fragmento)
en "Elegías a Duino"
Rainer María Rilke
trad. José M. Valverde
ed. Lumen (1984)
No hay comentarios:
Publicar un comentario