Y Sviatoslav tuvo un sueño agitado en Kiev, en las montañas. "Esta noche, desde el atardecer, me cubrían con una colcha negra en un lecho de tejo, me servían un vino azul mezclado con amargura, me echaban grandes perlas en el pecho con los carcaj vacíos de los infieles extranjeros y me honraban. Al mismo tiempo, a la dorada bóveda de mi casa le faltaba la viga maestra. Toda la noche, desde el anochecer, cuervos grises graznaron en el prado de Plesnek, salieron de la espesura de Kisavov y volaron hacia la mar azul."
de "El cantar de las huestes de Igor" (fragmento)
trad. Angel Luis Encinas Moral
ed. Miraguano (1986)
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