El primer sueño
Nkolle había acabado de construir su casa. Su mujer hizo fuego en el interior, su mujer trajo leña. Llegó la noche. Nkolle se quitó el lé de piel de animal que llevaba detrás. Nkolle lo extendió en el suelo, en su casa, junto al fuego. Su lé de piel de animal serviría de lecho a su mujer. Nkolle se quitó el lé de piel de animal que llevaba delante. Nkolle lo extendió entre el lecho de su mujer y el muro, en el suelo de la casa. El lé de piel de animal le serviría de lecho. Nkolle se acostó y se durmió. Por la mañana, el gallo cantó. Como estaba cansado, siguió durmiendo. La mujer salió. Tomó un baño. Volvió a la casa. Y dijo a Nkolle: «¿Por qué duermes todavía?» Nkolle respondió: «Estoy cansado por lo que he hecho contigo». Pero la mañana estaba allí. Los hombres se fueron a la caza. Poco después, los hombres volvieron de la caza con el botín. Las mujeres asaron la carne del botín.
La mujer dijo a Nkolle: «Cuando el sol se pone, las gallinas entran en el gallinero. Durante la noche, debemos hacer dos veces eso que hicimos al final de la pasada». Eso es lo que dijo la mujer. Hicieron lo que dijo la mujer. La mujer era muy bonita. La mujer era muy hermosa.
Pero sólo Nkolle y su mujer hacían lo que habían decidido hacer. Las demás mujeres y los hombres tan sólo dormían. No aprovechaban sus noches.
El primer niño
La mujer de Nkolle se hizo más robusta. Los senos de la mujer de Nkolle se hinchaban. Los hombres se preguntaban: «¿Qué va a ocurrir?» Las mujeres se preguntaban «¿Qué va a ocurrir?».
Nkolle reunió a todos los hombres en su casa y dijo: «Nosotros los hombres somos diferentes de esos seres con bolsas». Los hombres reunidos en la casa de Nkolle respondieron: «¡Eso es la evidencia misma!». Nkolle dijo: «Acercaos a vuestra mujer por la noche y veréis que otro ser saldrá de vuestra mujer».
Uno de los hombres reunidos en la casa de Nkolle, para ser instruido en eso, se fue con su mujer. Volvió a la casa de Nkolle en la que todos los hombres estaban reunidos para ser instruidos en eso. El hombre exclamó: «¡Eso está muy bueno!».
Nkolle instruyó a los hombres en aquello. Los hombres se fueron con sus mujeres. Los hombres dijeron a sus mujeres: «¿Por qué no nos lo habéis dicho antes?» Las mujeres respondieron: «¡Y bien! ¿No sois vosotros hombres?».
La mujer de Nkolle no estuvo encinta más que un mes. Después, dio a luz a un hijo.
La aldea era floreciente. Las mujeres tenían buena salud. Tenían todo lo necesario para la alimentación de todos. La salud era buena.
dos relatos pertenecientes al ciclo
'Nkolle o la aventura humana'
del Kasai (Congo)
en "Leyendas Africanas"
de Tchicaya U Tam'Si
(sobre material de Leo Frobenius)
trad. Fermín Guisado
ed. Olañeta (1998)
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