El agua, con aquello que más arriba llamamos sus quince fuerzas, se encuentra en lo fluido y en la sangre del ser humano. (...) Y eso proporciona al hombre la humedad, de manera que el vigor del verdor permanece en él como fuerza vital y continúa cuajando los huesos. Pero con el frío se fortalece el sistema de los vasos; a través de éstos fluye la sangre en forma de gotas y mueve todo el cuerpo. (...) Además, el frío de hielo que congela el agua se asienta en las piedras, por lo que éstas no pueden reblandecerse: así, en los tejidos humanos, se endurecen también los huesos. De ese modo se manifiestan las fuerzas del agua en la sangre: como calor al respirar, como aire en todas las funciones, como humedad en los procesos depurativos, como conducción de materia flotante en el crecimiento, como aérea ligereza en el robustecimiento, como jugo en la fertilización, como gusto placentero en la erección, como vigor reverdeciente en la potencia, como humedad y suministrador de un medio húmedo en todos los miembros.
Hildegard von Bingen (1098-1179)
de 'Teoría Medicinal'
citada en "Fuego, Agua, Tierra, Aire - una historia cultural de los elementos"
Gernot y Hartmut Böhme
trad. Pedro Madrigal
ed. Herder (1998)
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