jueves, 23 de febrero de 2017

un trozo de carbón (oneiros XXII)






(...) En mi sueño sostenía la Philokalia entre las manos y comencé a buscar la parte que el staretz me indicaba, pero no conseguía encontrarla. Entonces el staretz mismo dio vuelta algunas páginas y dijo: "Aquí está. Marcaré esta parte para ti". Levantó del suelo un trozo de carbón y con él marcó el márgen de la página en que estaba el texto. Escuché atentamente todo lo que el staretz me decía, tratando con todas mis fuerzas de grabarlo en mi memoria con todo detalle.
   Cuando desperté, aún no había amanecido; permanecí en mi lecho, repitiendo y tratando de memorizar todo lo que había oído en el sueño, todo lo que el staretz había dicho. "Dios sabe, pensé, si es cierto que el alma de mi difunto staretz se me presentó en el sueño. Quizás fueron mis propios pensamientos los que se acomodaron de este modo en mi cabeza, por haber leído mucho la Philokalia y haber pensado tanto en mi staretz." Me levanté con esta duda. Ya empezaba a aclarar y entonces vi, sobre la piedra que me servía de mesa, la Philokalia abierta en la página que el staretz me había mostrado en sueños, y allí estaban las marcas de carbón, tal como lo había soñado. (...)


















"Relatos de un peregrino ruso a su padre espiritual" (fragmento)
trad. Inés Frid
ed. Estaciones (1997)

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