jueves, 8 de marzo de 2018

la asistencia





‘Cuando establecí el cielo sin pilares, sobre un soporte invisible, sus confines vastamente separados, brillante con la sustancia de fulgente metal, y cuando creé la tierra que soporta toda la creación material aunque no tiene ella misma soporte, y cuando puse el sol, la luna y las estrellas –formas de la luz– en sus cursos por la atmósfera, y cuando creé grano sobre la tierra y lo dispersé a lo ancho de modo que crece de nuevo y rinde mayor cosecha, y cuando creé los varios y jaspeados colores de las plantas, y cuando di fuego a las plantas y otras cosas pero no las quemó, y cuando creé el embrión en el seno de su madre y le di alimento, proporcionándole sus varios órganos: cabello y piel y uñas y sangre, tendones y ojos y orejas y otros órganos, y cuando di pies al agua para que corriera, y cuando creé las nubes en lo alto para que transportaran las aguas de la tierra y las llovieran allí donde quisiesen, y cuando creé la atmósfera que sopla con el poder del viento hacia arriba y hacia abajo según quiere, y ello es visible al ojo aunque no puede ser asido por la mano; cuando creé cada uno de estos entes, cualquiera de ellos era más difícil que el resurgir de los muertos. Pues para el resurgimiento de los muertos tengo la asistencia de éstos. Cuando estaban increados aún, no la tenía.
   ¡Mira! Si he creado lo que no había sido, ¿por qué ha de ser imposible para mí recrear lo que alguna vez fue? Pues en ese tiempo demandaré del Espíritu de la Tierra los huesos, del agua la sangre, de las plantas los cabellos, del viento el espíritu, tal como ellos lo recibieron en la creación primordial.’















de 'Del resurgimiento de los muertos' (fragmento)
en "La doctrina de los magos - Introducción al Zoroastrismo"
R. C. Zaehner
trad. Juan Valmard
ed. Lidiun (1983)

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