El fuego, tras fortalecerse, hizo surgir una tercera quintaesencia portadora de las semillas de todas las cosas. Estas semillas fueron especificadas, purificadas y reducidas a unos cuerpos que nosotros llamamos astros. Estos cuerpos se dividen en estrellas errantes, llamados planetas, y en estrellas fijas. Estas fueron emplazadas en el firmamento y permanecen ligadas a su cielo como las abejas a su colmena, y desde allí lanzan sus semillas sobre la Tierra y procrean conforme a su naturaleza, de manera que se puede decir que son los autores de los minerales y de una parte de los vegetales.
'De los segundos principios' (fragmento)
en "El Piloto de la Onda Viva"
Mathurin E. de Martineau
trad. Núria García i Amat
ed. Indigo (1997)
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