miércoles, 18 de noviembre de 2020

el cetrino de la miel (alchimia XXXVIII / mineralogía VII)



 

   El alquimista determina, a partir de las tonalidades, la naturaleza de las gemas: los cristales y el hielo denotan aire y agua en tierra pura, bien equilibrados; el predominio del agua queda señalado por la mayor oscuridad del berilio o del hielo más sólido. Cuando juega sobre materias puras, la luz despierta fulgores vidriosos, como en el magnesio. Cuando un humo sutil, una débil exhalación de la tierra, se esparce en una materia pura, nace el rubí y, disminuyendo la pureza de la materia, la amatista. La luz de la calcedonia habla de una materia viscosa amasada con aire; la de la esmeralda, de tierra quemada con agua límpida. El color leonado de los topacios delata un humo espeso y un aire suspendido en tierra clara. El celeste del zafiro se debe a un estrato violáceo de tierra y agua mezcladas, sobre las que se extiende un velo muy tenue de otra tierra; (...) Tierra sutil, agua pura y aire claro dan el plateado, que la cocción transforma en el cetrino de la miel. 






de 'Los elementos, los colores y los sabores' (fragmento)

en "Una introducción a la alquimia - Las maravillas de la naturaleza"

Elémire Zolla

trad. José María Pinto

ed. Paidós (2003)


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