Con aquel dulce viento gozándose Ulises divino
desplegó su velamen; sentado rigió con destreza
el timón; no bajaba a sus ojos el sueño, velaba
a las Pléyades vuelto, al Boyero de ocaso tardío
y a la Osa, a que otros dan nombre del Carro y que gira
sin dejar su lugar al acecho de Orión; sólo ella
de entre todos los astros no baja a bañarse al océano.
La divina entre las diosas Calipso dejó dicho a Ulises
que arrumbase llevándola siempre a su izquierda. Cumplidas
diecisiete jornadas de ruta en el mar, se mostraban
la siguiente a la vista de aquél las montañas umbrías
de la tierra feacia: avanzada mirábala en frente
como comba de escudo surgiendo del mar nebuloso.
del 'Canto V' (269-281)
en "Odisea"
Homero
trad. J. M. Pabón
ed. Gredos/RBA (2015)
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