jueves, 10 de agosto de 2023

miel de flores (oneiros XXXV)

 



   Cuando la joven terminó de comer, tuvo un gran sueño, que recordó recién al otro día, con el Sol. Dijo: «Papaíto, soñé muchas cosas bellas, bonitas ellas mismas, las voy a contar para ti. Soñé a este mi hijo, que está en mí, que yo lo paría en una gran sierra. Su cuerpo era transparente, su cabello, negro, y él venía hablando. Cuando yo lo paría, los animales se acercaban para alegrarlo. Se hizo de noche, mi hijo estaba con hambre, mis mamas estaban secas, él lloraba. Entonces bandadas de picaflores y bandadas de mariposas trajeron en sus labios miel de flores y se la dieron. Luego él se calló, su rostro se puso alegre y los animales lo lamían de alegría. Como yo estaba cansada, luego de acostar a mi hijo cerca me dormí. Cuando me desperté al otro día, mi hijo estaba lejos de mí a la distancia de una flecha. Quiero acercarme, pero los animales no me dejan pasar, yo grito hacia mi hijo. Entonces ahí mismo vi una bandada de mariposas suspendidas en lo alto, que giraron hacia mí. Cuando él llega cerca de mí, yo lo agarro y sobre mí se posan las mariposas. Ahí ya los animales me rodearon y se pusieron de pie, apoyados en mí. Yo sentí celos de mi hijo, lo levanté encima de mi cabeza, pero dos animales me hicieron caer por su peso, mientras mi hijo quedó suspendido en las alas de las mariposas. Aquí desperté. Pensaba todavía en mi sueño, creía soñar, miré a todos lados para encontrar a mi hijo. Y después se movió dentro de mí. Entonces me acordé de todo.»

   El viejo escuchó en medio de un gran silencio el sueño de su hija. Dijo al fin: «Es muy bonito tu sueño, hija. ¿No recuerdas, quizás, dónde está la sierra donde estuviste?».

   Ella respondió: «No papaíto, sólo sé que el pie de la sierra comienza en la margen de un río».









de 'Poronominare' (fragmento)

en "Mitos y leyendas del Amazonas"

trad. Nahuel Sugobono

ed. Olañeta (1999)


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