A una primaveral tormenta es en todo semejante, Diodoro,
mi amor, enfrentado a un incierto mar:
unas veces te muestras como abundante lluvia, otras en cambio
sereno, con pícara sonrisa en tu mirada, te derramas.
Al capear, como náufrago en el mar, las ciegas olas,
doy vueltas zarandeado por una gran tempestad.
Venga, muéstrame una señal de amistad o, al contrario, de odio,
para saber en qué tipo de ola nado.
-155-
Anónimo
en "Poemas de amor efébico" –Antología Palatina, libro XII
trad. Ramiro Gonzáles Delgado
ed. Akal (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario