Yo te daré la medida justa en la que debes beber: que tu mente y tus pies puedan cumplir su cometido. Ten cuidado con las disputas a las que el vino predispone especialmente, y con las manos demasiado proclives a peleas feroces. Euritión murió neciamente mientras bebía el vino que le habían ofrecido: la mesa y el alcohol se prestan más a bromas divertidas. Si tienes buena voz, canta; si brazos ágiles, baila; y agrada con cualquier habilidad con la que puedas agradar. Así como la embriaguez verdadera resulta perjudicial, así también la fingida te será provechosa: haz que tu lengua engañosa balbucee con sonidos entrecortados para que cualquier cosa que hagas o digas con más licencia que la debida, la atribuyan al alcohol que bebiste de más. Desea buena suerte a tu amada y buena suerte al que duerma con ella, pero en silencio implora desgracias para su acompañante. Y cuando, después de retirar las mesa, se marchen los invitados, el tropel mismo te dará lugar y ocasión de acercarte. Mézclate con el tropel y arrimándote dulcemente a ella cuando salga, pellízcala con los dedos en el costado y rózale el pie con tu pie.
Ovidio (43 a.C.-17 d.C.)
frag. de 'Comportamiento en los banquetes'
en "Amores - Arte de amar"
trad. Vicente Cristóbal
ed. Gredos/RBA (2008)
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