BACANTE: En otro tiempo cantabas a Eurídice en los montes...
ORFEO: El tiempo pasa, Bacante. Los montes están, Eurídice ya no está. Estas cosas tienen un nombre y se llaman hombre. De nada vale aquí invocar a los dioses de la fiesta.
BACANTE: También tú los invocabas.
ORFEO: Todo lo hace un hombre en la vida. Todo lo cree, en sus días. Hasta cree que su sangre corre por las venas de los otros. O que lo que ha sido puede deshacerse. Cree romper el destino con la ebriedad. Todo esto lo sé y no es nada.
BACANTE: No sabes qué hacer con la muerte, Orfeo, y tu pensamiento es solamente muerte. Hubo un tiempo en que la fiesta nos tornaba inmortales.
ORFEO: Y gozad vosotras de la fiesta. Todo es lícito para quien nada sabe todavía. Es necesario que todos desciendan alguna vez a su infierno. La orgía de mi destino ha terminado en el Hades; ha terminado cantando, según mi costumbre, la vida y la muerte.
BACANTE: ¿Y qué quiere decir que un destino no traiciona?
ORFEO: Quiere decir que está dentro de ti, que es cosa tuya; más profundo que la sangre, más allá de toda ebriedad. Ningún dios puede tocarlo.
Cesare Pavese (1908-1950)
fragmento de 'El inconsolable'
en "Diálogos con Leucó"
trad. Marcella Milano
ed. Siglo Veinte (1968)
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