Dicen que el desierto es el jardín del Creador. Los animales y la vegetación escasean para que nada distraiga el pensamiento. Así pues, un beduino y su hijo caminaban apaciblemente por el desierto, mecidos por el ritmo de sus dromedarios, cuando el niño preguntó a su padre:
–Papá... el cielo, ¿por qué es azul?
El beduino pensó durante un momento y respondió:
–Hijo mío, no lo sé...
Continuaron avanzando, y entonces, de nuevo, el niño preguntó:
–Papá... Y la arena, ¿por qué es amarilla?
Y una vez más, el padre respondió:
–No lo sé.
Avanzaron un poco más...
–Papá... Y el mar, ¿por qué es azul?
–¡No lo sé!
El niño se preocupó:
–Pero papá, ¿te molesta que te haga tantas preguntas?
–No, hijo mío, al contrario –respondió el padre–. Debes hacer preguntas, si no, ¿cómo vas a saber?
'Cómo saber'
en "Cuentos de los sabios judíos,
cristianos y musulmanes"
Jean-Jacques Fdida
trad. Alicia Capel
ed. Paidós (2007)
No hay comentarios:
Publicar un comentario