lunes, 5 de septiembre de 2016

la paloma






   Después de esto se marchó para casarse con la princesa, como había prometido, pero al pasar junto al palacio de la reina blanca vio algunas palomas en el tejado. Sacó su arco y disparó a una, que cayó ante la ventana. La cierva blanca miró fuera y, ¡vaya! Allí estaba el hijo del rey, sano y salvo.
   Gritó de odio y disgusto y llamó al joven. Le preguntó cómo había vuelto tan pronto y, cuando descubrió que había recuperado los trece ojos y que se los había devuelto a las siete reinas ciegas, apenas pudo contener su furia. Sin embargo, simuló sentirse encantada con su éxito y le dijo que, si le entregaba también aquella paloma, lo recompensaría con la vaca mágica del yogui, una cuya leche fluye todo el día hasta llenar un lago tan grande como un reino. El muchacho, que no sospechaba nada, le entregó la paloma; la reina le dijo que le pidiera la vaca a su madre y le entregó un trozo de vasija donde había escrito: «¡Mata a este joven sin demora, y que su sangre se esparza como el agua!».
   Pero el hijo de las siete reinas se detuvo a ver a la princesa para contarle el motivo de su retraso, y ella, tras leer el mensaje en el trozo de vasija, le dio otro en su lugar. Cuando el muchacho llegó a la choza de la vieja bruja y le pidió la vaca del yogui, esta no se negó y le dijo dónde encontrarla; le pidió que no tuviera miedo de los mil ochocientos demonios que protegían tal tesoro y que se marchara antes de que su enfado por la estupidez de su hija, que tantas cosas buenas le estaba regalando, fuera demasiado.














fragmento de 'El hijo de siete reinas'
en "Fábulas y leyendas de la India"
Joseph Jacobs
trad. Eva Gonzáles Rosales
ed. Quaterni (2016)

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