viernes, 23 de septiembre de 2016

los dos fósforos






   Una vez hubo un hombre que viajaba por los bosques de California, en la estación de la sequía, cuando el viento soplaba fuerte. Había cabalgado mucho tiempo y estaba cansado y enojado, y se apeó del caballo para fumar una pipa. Buscó en los bolsillos y vio que solo tenía dos fósforos. Raspó el primero y éste no se encendió.
   –Lindo estado de cosas –dijo el viajero–. Me muero por fumar y no me queda más que un fósforo, que tampoco podré encender. ¿Habrá en la tierra un ser más desdichado que yo? Sin embargo –pensó el viajero–, tal vez pueda encender este fósforo y fumar mi pipa y tirar en el pasto la ceniza. El pasto podría encenderse porque está seco como un leño y acabaría por prender fuego a ese roble que está a unos pasos y después a ese pino lleno de musgo que ardería hasta la copa, y la llama, esa larga antorcha, sería blandida por el viento y arrasaría todo el bosque. Oiré el rugir del viento y del fuego y tendré que espolear mi caballo para salvarme de la muerte y el incendio me perseguirá por los montes. Veré este grato bosque ardiendo día tras día y la hacienda calcinada y los arroyos secos y los granjeros arruinados y los niños sin hogar. ¡Qué terrible destino el de este momento!
   Raspó el segundo fósforo, que tampoco encendió.
   –Loado sea Dios –dijo el viajero, y guardó la pipa en el bolsillo.

















Robert Louis Stevenson (1850-1894)
'Los dos fósforos'
en "Fábulas"
trad. Roberto Alifano y J. L. Borges
ed. Legasa (1983)


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