viernes, 28 de octubre de 2016

el oráculo






   Era sin duda una de las líneas más lóbregas de todo el libro, entre más de tres mil líneas. Y sin embargo el sentido del hexagrama era bueno.
   ¿De cuál de los dos juicios tenía que fiarse?
   ¿Y cómo podían ser tan diferentes? Nunca le había ocurrido antes. La buena fortuna y la ruina profetizadas a la vez por el oráculo. Qué raro destino, como si el oráculo hubiese rascado el fondo del barril, hubiese sacado de las sombras restos y huesos y los hubiera volcado luego a la luz como una buena comida fermentada. Debo de haber apretado dos botones a la vez, decidió Frink. Había confundido las cosas, obteniendo este punto de vista schlimazl de la realidad. Sólo durante un segundo, afortunadamente. No había durado mucho.
   Demonios, pensó, tiene que ser uno de los dos. No es posible otra cosa. O quizá sí.

















Philip K. Dick (1928-1982)
"El hombre en el castillo" (fragmento)
trad. Manuel Figueroa
ed. Minotauro (2010)

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