Cuando Fat-Frumós volvió por la noche encontró a su madre otra vez en la cama, retorciéndose de dolor y dando ayes. De nuevo la había aconsejado el zmeu.
–Hijo mío –dijo la muy ladina–, yo sé que me quieres, pero esta vez nada podrás hacer por mí para salvarme. Santa Viernes me ha dicho en sueños que si no me dan Agua Muerta de la Fuente Muerta y Agua Viva de la Fuente Viva, no sanaré. Pero eso es muy difícil y el peligro es muy grande...
–No te apures, madre, que yo te traeré esas aguas aunque me vaya la vida en ello.
A la mañana siguiente, muy temprano, de nuevo le vio Ileana llegar armado y dispuesto para el camino.
–¿A dónde vas ahora, Petre valiente? –le preguntó.
–Ileana Cosinzana, bonita, de tu trenza caen florecitas, voy a buscar remedios para mi madre.
Y le contó el sueño del Agua Muerta y el Agua Viva.
–Tu madre no quiere tenerte, sino perderte –le contestó ella suspirando–. Pero si vas a esas fuentes, para coger agua espera a que el sol esté a mediodía, en lo alto, y entonces llena un frasco en una de ellas. Escóndete después y no te muevas hasta el mediodía siguiente, y cuando otra vez esté el sol en lo alto, vuelve a llenar el otro frasco en la otra fuente. Corre luego y galopa todo lo rápido que pueda tu caballo, y pase lo que pase y oigas lo que oigas, no te vuelvas para mirar hacia atrás.
de 'Ileana Cosinzana y Petre Fat-Frumós' (fragmento)
en "Donde habita Zamolxe - Leyendas y cuentos populares de Rumanía"
Angela C. Ionescu
ed. Doncel (1973)
No hay comentarios:
Publicar un comentario