Un león que ya no tenía fuerzas para ir de caza, porque estaba viejo por su mucha edad, se echó dentro de una cóncava cueva, como si estuviera aquejado por una enfermedad e hizo como que jadeaba, debilitando a propósito su voz, antes grave. Llegó el rumor a las casas de las fieras y todos se dolieron del león, aparentemente enfermo, e iban cada uno por su cuenta a visitarlo. Uno tras otro se iba apoderando de ellos sin problemas y se los comía, habiendo encontrado así la abundancia en la vejez. Pero a una astuta zorra le entraron sospechas y, quedándose lejos, preguntó: «Rey, ¿cómo estás?» Y el otro le dijo: «Saludos, mi preferida entre los animales. ¿Por qué no te acercas en vez de mirarme de lejos? Ven, salada, y consuélame con tus cuentos variados ahora que estoy cerca de la muerte.» «Que te mejores –dice la zorra–, y perdona que me marche, pero no me dejan entrar las huellas de muchos animales de los que no me puedes mostrar ninguna que salga hacia aquí.»
Babrio
'El león enfermo y la zorra astuta'
en "Fábulas y vida de Esopo. Fábulas de Babrio"
trad. P. Bádenas de la Peña y J. López Facal
ed. Gredos/RBA (2006)
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