domingo, 18 de febrero de 2018

nada maravilloso






Suponemos que nos bastaría llegar al cielo para ser dichosos, pero lo más probable –a juzgar por lo que sucede en la tierra– es que un malvado, llevado al cielo, no sabría que está en el cielo. No insisto, no me pregunto si, al contrario, el hecho mismo de encontrarse en el cielo con la carga de su impiedad, no sería un verdadero suplicio para él y no encendería en su interior los fuegos del infierno. Esta sería, en verdad, una manera atroz de reconocer el sitio donde se encontraba. Pero consideremos un ejemplo menos aterrador: el de un hombre capaz de permanecer en el cielo sin quedar fulminado; ¿sospecharía acaso que está en el cielo? No percibiría en ese lugar nada maravilloso. 





















'Los intrusos'
de Newman, "Sermones" (1842)
en "Libro del Cielo y del Infierno"
Jorge Luis Borges - Adolfo Bioy Casares
ed. Sur (1960)

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