lunes, 5 de octubre de 2015

diálogo






   Hace tiempo que un antropólogo vivió una larga temporada con una tribu de indios norteamericanos. ( ) Esta tribu se reunía de tanto en tanto en círculo y hablaban, hablaban y seguían hablando sin ningún propósito aparente. No tomaban decisiones, carecían de líder y todos participaban por igual. Es cierto que había ancianos y ancianas sabios que eran escuchados con algo más de atención que el resto, pero todo el mundo podía hablar. La reunión proseguía hasta que, en un determinado momento, se detenía sin motivo aparente y se dispersaba. Sin embargo, se conocían muy bien y todo el mundo parecía saber bien que tenía que hacer. Luego, en ocasiones, se reunían en grupos más pequeños y hacían o decidían algo en conjunto.
   Es esencial que, en el diálogo grupal, no tengamos que decidir nada puesto que, de otro modo, no somos libres. Debemos disponer de un espacio vacío, abierto y libre en el que no tengamos la obligación de hacer nada, de llegar a ninguna conclusión, de decir o dejar de decir nada. La palabra "vacación" tiene la acepción de espacio vacío, algo, por cierto, opuesto al término "ocupación". Debemos disponer de un espacio vacío en el que quepa cualquier cosa y después de terminar, volvemos a vaciarlo, sin tratar de acumular nada. Ése es uno de los puntos esenciales de un diálogo.












David Bohm (1917-1992)
En "Sobre el diálogo"
trad. David Gonzáles Raga y Fernando Mora
ed. Kairós (1996)


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